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El Camino MedioTraucido por Yao Feng "Un filósofo que no ha realizado sus metafísicas," dijo Mahoma, "es como un asno llevando una carga de libros." Y similarmente creemos que cualquier persona que tarde o temprano practica una religión sin experimentar su verdadero significado espiritual es exactamente lo mismo. Cuando nosotros somos esa persona, comenzamos a sentirnos - no sin ninguna justificación - un poco idiotas. Estudiamos y pasamos a través de las actividades; pero cuando practicamos parece sin sentido y todas nuestras acciones se reducen al hábito o al deber, crecemos cansados de la carga de las opiniones y revelaciones de los otros hombres. La fe tiene su límite. Queremos algunas experiencias propias. Después que el ensayo del Zen y el Trabajador Descontento apareció en nuestra página Web, muchas personas escribieron preguntando como ellos podían aminorar su carga de no-experiencia. Ellos querían saber cuales eran los medios para reconocer y obtener un dios o una diosa. Algunos no estaban muy seguros lo que era una diosa; pero cualquier cosa que fuera, ellos querían una demostración. Así que pensamos que podíamos retroceder un poco y dar alguna información y narrar algunas experiencias personales que sirvieron al escritor para hacer sentido de lo que era, admitiendo que era un tema muy difícil. Usualmente, entramos en una religión en una o dos formas. Podemos haber nacido en una religión especifica, aceptando sus doctrinas y asistiendo a sus servicios como parte de una tradición familiar, identificándonos a nosotros mismos como miembros de una comunidad que asume que nosotros y nuestros descendientes permaneceremos en ella. Aunque hemos heredado una religión sin casi ninguna opción de haber podido elegirla, al igual que hemos heredados los genes, no suponemos sin embargo, que somos afortunados en contarnos entre aquellos que han tenido un buen gusto e inteligencia en "escogerlos" (escoger los genes) por inclusión en sus leyes. La otra forma de entrar en un camino religioso es llegar a él por habernos convertido desde otro menos comprometido o como vagabundos, que van de un lugar a otro cansados de los altos y bajos de la vida, buscando dirección y un camino más suave. Pero no importa como lleguemos a él, el problema permanece. ¿Cómo experimentamos lo místico dentro del mundo fenomenal y encontramos aquellas otras divinidades tan reverentemente citadas o ilustradas. Cada religión tiene un reparto de personajes espirituales: los dioses, las diosas, los santos, los profetas, los arquetipos, los bodhisattvas, los buddhas, los ángeles, las ninfas, los nomos, los leprecons, las deidades, etc. Incluso en las religiones monoteístas, el reparto es ilimitado. Nosotros vemos esas criaturas en visiones o en sueños muy vívidos. Pero porque no entendemos la clase de realidad que ellos poseen, usualmente no sabemos por qué ellos no han aparecidos. El pensamiento de que estamos alucinando no ayuda en una investigación imparcial. Históricamente, tales criaturas espirituales eran alabadas o culpadas por el mal tiempo, por los días soleados y por los maremotos, por los truenos, los rayos y la lluvia. Sus irritaciones y mal humor causaban temblores de tierra y erupciones volcánicas, y cada vez que nos sentíamos inclinados a actuar en contra de las intenciones de nuestro ego, se lo culpábamos a los dioses. El Diablo me lo hizo hacer. En un nivel más prosaico, los dioses prestaban sus nombres a las conductas características humanas similares. Una persona que es impredecible, de cambios radicales, es mercurial. Si es pequeño en una forma militar, él es un martinete o déspota. Él puede ser taciturno y naturalmente saturnino... él puede obtener enfermedades venéreas. Pero siempre los dioses se han visto como externos; si una persona imitaba sus acciones en alguna forma, la conducta impetuosa lo había invadido como una inspiración, una maldición, un germen, una atracción, una flecha. Que fue a la inversa, que los dioses existieron como patrones personificados de conducta que existían en la psiquis de los seres humanos como, diríamos, programas de subsistencia genéticamente codificados, nunca se le ha ocurrido a nadie. Nadie ha tomado las historias acerca de los dioses como alegorías... que el Juicio de París, por ejemplo, puede significar algo más que la elección de un príncipe tonto en un concurso de bellaza divino. Nadie ha considerado los cuentos místicos como diferentes de las imágenes ficticias de una película proyectadas sobre una pantalla plateada: entretenimiento, surgiendo o intuitivo, pero siempre sombras externas sobre una pantalla. Buda y Platón también, insistieron que esas sombras eran imágenes que nosotros mismos formamos. El Samsara era, las experiencias dolorosas y amargas de la Caverna monótona, la única luz con la cual el fuego detrás de nosotros formaba nuestras propias sombras sobre la pared. Carl Jung finalmente explicó que no era solamente una pared, sino que eran las otras personas, lugares y cosas sobre donde el fuego de nuestra propia mente proyectaba imágenes de películas, los programas de la acción y la reacción instintivas. Y justo como nosotros, cuando miramos las películas, le damos credulidad, y somos ignorantes del mecanismo de ellas, del proyector y de la pantalla, así también, permanecemos ignorantes al mecanismo de nuestras propias proyecciones. No vemos la pantalla (la persona, el lugar o la cosa) como es, sino vemos solamente lo que proyectamos sobre ella. Cada vez que sentimos una emoción estamos proyectando un arquetipo o símbolo de lo que Jung llamó "el inconsciente colectivo" - colectivo porque es una fundación que todos los seres humanos comparten, un deposito o almacén de nuestros instintos humanos de supervivencia. 'E' quiere decir "separarse" y "moción" es movimiento y lo que se separa de nosotros es esta imagen proyectada que entonces nos apega, como un amarre emocional, a la persona sobre la que lo hemos proyectado. Este apego puede experimentarse como una repulsión o deseo, pero lo que sea que fuere, en nuestra ilusión o fantasía creemos que las características o cualidades que le hemos dado al recipiente son actualmente poseídas por él [el recipiente]. Nuestro bebé parece ser un bebé perfecto porque le hemos proyectado un Niño Divino sobre él; nuestro amante parece ser el amante perfecto porque le hemos proyectado un ánima Divina sobre él o ella; Nuestro enemigo parece ser el diablo... porque le hemos proyectado a Satanás (la sombra del Enemigo) sobre él. Mientras que nuestra proyección permanezca segura, no veremos ningún cambio en nuestro bebé o en nuestro amante y ninguna buena cualidad en ninguna forma en nuestro enemigo. En el Zen, luchamos por despegarnos y no tener ninguna atadura emocional con ninguna persona, lugar o cosa en particular; por ejemplo, no poseer ningún amigo especial, sino meramente ser amistoso. El lograr este desapego es obtener la libertad y la independencia. Jung también notó que un arquetipo o una urgencia instintiva es representado en nuestra psiquis en tres formas: puede ser personificada como una presencia antropomórfica tal como un dios o diosa; o como una forma u objeto geométrico; o como un animal. Una revisión de los puntos del Chakra sin embargo nos enseña un dios, una diosa, un animal, y una forma geométrica en cada rueda. Estos entonces, son las criaturas que vemos vividamente en los sueños arquetipales o en estados profundos de meditación; pero, ¿cómo nosotros integramos la información espiritual en un programa académico? El acercamiento necesario, el primer paso en la realización de nuestras metafísicas, nos llevará a un nivel de consciencia que debemos estar preparados para poder apreciar. Yo me preguntaba acerca de esos dioses y diosas y cómo ellos se las arreglaban para imponer su voluntad instintiva sobre nosotros para hacernos funcionar de la forma que lo hacemos. No fue hasta el año 1960 que obtuve mi primer acercamiento en la forma de una conducta característica instintiva relacionada con la divinidad. Prior a esto yo había oído de los arquetipos, sus aspectos positivos y negativos, y sus complejos, constelaciones y contaminaciones; pero solamente, más o menos, podía recitar definiciones y diferenciar símbolos, no lo había realmente apreciado en sus condiciones, sino más bien como conversaciones acerca de la psiquis. Carl Jung había muerto recientemente y su trabajo estaba resurgiendo y siendo investigado; Konrad Lorenz no había todavía ganado el Premio Nóbel por sus revelaciones acerca de la conducta animal, y de su más notable descubrimiento del poder asombroso de los instintos para dictar una conducta - como cuando un ganso al nacer asume que la primera criatura que ve al romper el huevo es su madre; y de la narración de los mitos griego de Edith Hamilton, del tratamiento simple pero no tan superficial de las presencias Olímpicas que los Bulfinch habían tenido, y que de una forma u otra estaban en todos los estantes de las librerías. Yo estaba asistiendo en Cheyene, Wyoming, a las celebraciones de 'Frontier Days', un gran evento en las presentaciones del espectáculo de rodeo. Un grupo de nosotros estaba sentado alrededor de una mesa de comer, hablando tranquilamente después de la comida, cuando alguien comentó que la luna estaba en cuarto creciente y que pronto habría luna llena; uno de los hombres preguntó acerca de los planes ese año para la 'Luna de los Cazadores'. Yo no sabia que significaba eso y una señora sentada al lado mío me susurró que era una 'luna llena' en particular que ocurre usualmente en octubre o noviembre de cada año. Entonces dos de los hombres comenzaron a hablar recordando acerca de una cacería que ellos habían tenido en Alaska. Su presa era un alce en específico... un animal evidentemente majestuoso con enormes astas y una reputación horrible de atacar cualquier cosa que se moviera cuando estaba en celo. Los "Alces", mi informante me dejó saber, son usualmente dóciles pero durante la estación de celo, ellos son ferozmente brutales. A medida que la historia se iba desarrollando me enteré que este alce en particular había matado una niña en su camino a la escuela, y su padre, herido en lo más hondo por eso, estaba determinado a matarlo. Mis dos compañeros de cena habían acordado formar una excursión de cacería con él. Ellos no teniendo ningún resentimiento en contra del animal, estaban interesados solamente en el deporte de la caza, aunque uno de ellos tenía un propósito adicional de querer las astas del alce como trofeo para colgarlas en la pared de su habitación de juegos. Ellos eran solamente tres hombre en el grupo de la cacería y necesitaban reunir dos más porque, como mi compañero me explicó, un alce es un animal muy grande y no vale la pena matar un animal por su carne si se va a pudrir. Después de aderezar el animal, ellos tendrían que cortarlo y arrastrarlo caminando, posiblemente por muchas millas. De forma que me enteré que las cacerías no solamente llevan un número de hombres por su seguridad o por el trabajo en grupo sino también por la necesidad de transportar la carne de regreso a casa para sus familias. Esto fue suficientemente interesante, pero entonces los dos cazadores en sus reminiscencias comenzaron a hablar acerca de la experiencia; y pude ver en sus ojos y el tono calmado de sus voces, que ellos, en algún sentido, estaban reviviendo la experiencia. Jung llamaba a este estado la "calidad de la apreciación" al volver a narrar un encuentro arquetipal. Los cazadores mantenían que por casi tres días que ellos siguieron al alce, no habían comido ni bebido nada. Esto me intrigó y uno de ellos interrumpió su narración para explicar, "los animales identifican otros animales por el olor - el excremento u orina... si no bebes, no orinas, y si no comes..." Recibí el mensaje. Los cazadores más adelante insistieron que ellos no se habían deliberadamente refrenado de comer o beber.. pero ellos simplemente no estaban hambrientos o sedientos. Ellos solamente tenían un objetivo - obtener el alce - y los cinco hombres estaban unidos como una máquina de persecución. Ellos no simplemente estaban tratando de matarlo - ya que podían haber hecho eso a distancia. Ellos necesitaban el acceso al alce de forma segura, en un lugar donde ellos pudieran coger el despojo muerto y llevárselo. Claramente, las grandes cacerías, en una zona escabrosamente montañosa era un juego tan complicado como el ajedrez. A medita que ellos volvieron a continuar la narración detallada de su aventura, otra vez volvieron a mesmerizarse por la reminiscencia. Hay una unión entre el deseo y la obsesión y durante la caza ellos habían cruzado claramente ese límite. Y por lo tanto, a medida que volvían a narrar la aventura, sus ojos brillaban cuando hablaban de aquellas infinitas sombras de búsquedas y acosos que evidentemente sólo los cazadores pueden apreciar. Una camarera llegó a la mesa y la atmósfera se dispersó. Le pregunté a la señora al lado mío si a ella le gustaba cazar. "Prefiero la carne del supermercado," dijo, y entonces agregó, sorprendida, "Además, a las mujeres no se les permite en las cacerías. Eso no se hace." Una y otra vez pensé acerca de estos dos días y entonces, repentinamente, todo se hizo claro... esta fuerza extraña capacita al cazador a enfocarse completamente en un punto de concentración y determinación, incluso hasta el grado en que sus propios fluidos del cuerpo serían tan radicalmente conservados. Esto era tan filosófico como psicológico - una conducta evolutiva permanente sin ninguna duda, en unos cuantos cientos de años de existencia carnívora. Esto no era un simple deseo sangriento o deporte para recrearse o camaradería masculina... esto era un motivo de supervivencia. La naturaleza ha programado a los hombres para que respondan a este patrón especifico de conducta. Sólo una clase de emoción peculiar, como por ejemplo, la evocación completa de un arquetipo, podría explicar tal profundo cambio físico. Y repentinamente comprendí... La Luna de los Cazadores... Artemis/Diana es la Diosa de la Luna como también la Diosa de los Cazadores. Jung llamó a los dioses y a las diosas "arquetipos" o instintos básicos para la supervivencia que eran hormonalmente motivados o avivados por el proceso de maduración o por el estímulo externo flagrante u ofensivo. Obviamente la conducta de los cazadores tienen un valor de supervivencia. Los seres humanos necesitan proteína. Y para alguien en la espesura cazando, la luna brillante es indispensable. De forma que finalmente comprendí la conexión entre los dioses griegos y un hecho de la conducta humana. E incluso esa representación peculiar de Artemis/Diana con pechos múltiples comenzó a cobrar más sentido para mí que el considerar los diez pezones como un atributo de una diosa virgen. La cacería en su versión de la abstención, era el beber "espiritualmente" de la fuente de los dioses. Me recuerdo mi estupefacción cuando todo se me hizo claro y comprendí. No importa si la explicación era completamente precisa o incluso si estaba totalmente incorrecta. Eso era. Hacia sentido, y proporcionaba un método intuitivo de conectar los dioses y las diosas con la conducta humana. ¿Indicaba la virginidad de Diana que las cosas sexuales nunca deberían insinuarse a sí mismas en el sagrado acto de cazar? Consulté a Sir James Frazer en su libro "La Rama Dorada" para ver que tenía él que decir acerca de esto. Frazer citaba numerosas narraciones de tabúes sexuales que los cazadores alrededor del mundo asiduamente observaban. Pureza de espíritu como condición previa a la cacería por la confesión, penitencia y varias austeridades; y abstinencia de actividad sexual por una semana o más prior a la caza era obligatoria. El romper esta regla era invitar al desastre. Había ocasiones en que a un hombre le estaba prohibido de estar incluido en la cacería si miraba mucho a una mujer durante el periodo de purificación que precedía a la caza. (¡No nos sorprenderíamos si los perros de Actaeon lo atacaron después que él espió a Artemis en el baño!). No necesitamos decir, que el tabú mayor de todos era la presencia de una mujer en menstruación o incluso que ella estuviera cerca del lugar de la preparación y la purificación. Que una mujer sería excluida de participar en la cacería era algo a favor... pero que la mujer menstruando entrara en la vecindad de la preparación y purificación era un infortunio para los planes y la idea completa de la caza tenía que ser abandonada. La abstinencia, era por supuesto, universalmente requerida. La eficacia de estos tabúes y rituales puede ser entendida en términos de los fenómenos o circunstancias producidos por los estímulos visuales y olfatorios, la secreción de los alces y todo eso, y el alto estado de alerta inducido por la restricción; pero eso no explica el éxtasis en la cacería. Lo que explica es que los cazadores estaban totalmente enfocados sobre el objeto. La concentración es un previo requisito de la meditación; y es en el estado meditativo que tal euforia es obtenida. Es una clase de Enfermedad Zen irracional. En una película de aquella época, 'War Hunt', John Saxon capta perfectamente esa cualidad que poseen los cazadores, la excitación de moverse cautelosamente a través de la noche para seleccionar y seguir su presa para matarla. Robert Redford (quien hizo su debut en la actuación de esa película) hizo el personaje que trató de entender racionalmente la conducta del cazador. Pero el cazador, involucrando como lo hace la lógica trascendental, no puede ser entendido racionalmente. Sí, podemos decir, "Necesitamos la proteína," pero esta necesidad no explica la excitación. El cazador está poseído por una fuerza súper-humana que le da poderes 'supernaturales' evidenciados en ambos aspectos, fisiológico y psicológico. Nosotros encontramos esta participación total del cuerpo cada vez que experimentamos un encuentro arquetipal puro. El llorar de gozo espontáneamente de una madre cuando por primera vez ve su hijo acabado de nacer sin ego, ni planes artificiales, ni sistemas o resultados intencionados. Este llorar de gozo, como el de cualquier mujer que ha tenido un hijo, se puede atestiguar que es Nirvánico en su pureza. Nosotros anticiparíamos que los cambios psicológicos acompañarían este momento estupendo, y por supuesto, ellos lo hacen. Su leche comienza a fluir y sus poderes de concentración sobre el bebé llegan a ser tan agudos que un llanto en silencio resuena exageradamente. Ella está preparada para sacrificar cualquier cosa por el bienestar de su hijo, ejemplo, para la preservación y garantía de su conexión divina. Más tarde, cuando comencé a experimentar los estados profundos de meditación y supe por mi misma la euforia de un estado alterado de consciencia y la cantidad de tiempo, energía y dinero que estaba preparada para dedicarle a ese estado, pude apreciar la devoción que los hombres tenían y todavía tienen por la caza. Esta era la razón por la que ellos podían gastar miles de dólares en vehículos, armas y equipo para acampar, y pasar por todas las adversidades de la caza. Los cazadores podían comprar manadas de animales por lo que ellos gastaban cazando un solo ciervo. Y, ¿yo no compré libros, objetos religiosos y ropas especiales, recibí instrucciones y fui a China cuatro veces luchando a través de las tribulaciones de la Ordenación Budista para mantener esa conexión que económicamente no tiene ninguna ganancia? Las personas me han preguntado que pensé de la Gran Muralla China. Yo no vi ninguna Muralla... ni ninguna Ciudad Imperial... ni soldados de barro terracota en Xian... ni el famoso Shao Lin Ji. Yo fui directamente al monasterio de Nan Hua y regresé a casa. Cuatro veces. Es una inmensa cantidad de Océano Pacifico que cruzar sólo para visitar un monasterio. Al igual que los cazadores modernos, no tenía ningún plan de enriquecimiento, ni prospectos futuros. Simplemente me sentí obligada a ir, estaba bajo la magia de una fuerza arquetipal, y no tenía otra opción. Este es el impulso religioso, el imperativo espiritual. En mi opinión, como un programa de supervivencia, yo lo mediría el más significante de todos. Así que esto es lo que un dios o diosa es... un instinto personificado que nos motiva a actuar en ciertas formas, un programa de supervivencia biológico, él que nos da la fuerza de actuar agresivamente o defensivamente o reproducir o hacernos a nosotros mismos deseables como pareja, nutrir y criar a nuestros jóvenes, o incluso perseguir el camino interno de la Propia Realización. No tenemos que tener epifanías, aunque en tiempo de limitaciones o durante la meditación o particularmente durante los sueños vívidos arquetipales, frecuentemente vemos esas criaturas con nuestros propios ojos. Pero mucho más significante es que podemos experimentar esas deidades cuando llegamos a estar conscientes y reconocemos que somos esclavos de ellas cada vez que llegamos a ser emocionales, cada vez que estamos irritados, o disolutos o avariciosos o cuando cuidamos y protegemos. El Zen requiere de nosotros que nos disciplinemos a nosotros mismos, y fortalezcamos nuestros egos suficientemente para resistir esos impulsos venenosos... y entonces después, destruir nuestros egos suficientemente para demoler nuestra presunción y nuestro orgullo desmesurado. Es una línea fina, un Camino Medio, pero es el Camino Noble (Ario). El Budismo Zen es una religión Solar, hay más Yang que Yin en ella. La Cabeza debe estudiar el Camino Óctuplo y guiar al Corazón junto con ella. Por lo tanto, ¿cómo realizamos nuestras metafísicas? Nos sometemos a los dictados de los primeros siete pasos del Camino Óctuplo... y entonces, como suplicantes, purificados y preparados, realizamos nuestra práctica de meditación... no como un evento social, ni una fachada de derechos políticos, ni una demostración pública de lástima, sino en devoción silenciosa... en privado o en un ritual casi secreto, tan personal como una entrada en ese interior espiritual de uno - ese Refugio Secreto - así debe ser como comenzamos el Octavo Paso... la meditación. Hay muchas formas de meditación, de unión, de yoga. El Zen las usa todas. No deberíamos desalentarnos por lo que miramos como la falta de progreso. Las cosas llegan a su propio tiempo y cada uno trae diferentes talentos y logros con nosotros cuando nos acercamos al divino. En 'La Duodécima Noche', (Twelfth Night escrita en el año 1600) Shakespeare hizo que Malvolio escribiera parcialmente en broma, "algunos hombres nacen grandiosos, algunos logran grandezas, y algunos tienen la fuerza de la grandeza en ellos." El Camino Medio sugiere un trabajo muy duro para lograr la grandeza.
Comentario de Yao Feng: En resumen y hablando en lenguaje de computadora, estamos ejecutando miles de programas que han sido adquiridos a través de la evolución con diferentes propósitos de supervivencia biológica como dice la autora del ensayo, y actualmente se encuentran guardados en nuestro ADN (DNA). "El Zen requiere de nosotros que nos disciplinemos a nosotros mismos, y fortifiquemos nuestros egos suficientemente para resistir esos impulsos venenosos..." dice Ming Zhen Shakya, y otra vez, hablando en lenguaje de computadora diríamos, "Tenemos que re-programarnos, no dejar que nuestros programas, por omisión de nuestra voluntad, aparezcan con sus más terribles características; eliminar los paso que te llevan a las secciones erróneas del programa, reconocer las omisiones del programa que te llevan a estos lugares y resistir esos impulsos dañinos; adquirir antivirus (conocer la Verdad) que nos protejan momentáneamente de todos esos programas perjudiciales que en cualquier momento de emoción y reacción se activan para nuestro detrimento". "Y entonces," después de todo eso, dice la Rev. Ming Zhen Shakya, "destruir nuestros egos suficientemente para demoler nuestra presunción y nuestro orgullo desmesurado". O sea, destruir esos programas que momentáneamente hemos usado para desinstalar los otros. Quedándonos solamente con "La Computadora Única y Original", si así se puede llamar en el lenguaje de computadora: el Universal, el Uno, La Semejanza, el Atman, el Señor, Dios, nuestra Naturaleza Búdica... Continúa diciendo Ming Zhen Shakya, "Es una línea fina, un Camino Medio, pero es el Camino Noble", es el camino que debemos seguir, habiendo así tomado las riendas de nuestra evolución, la evolución del hombre (material y espiritual). Como la Rev. Ming Zhen Shakya dice en su bella frase, "La Cabeza debe estudiar el Camino Óctuplo y guiar al Corazón junto con ella."
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Last modified:
July 11, 2004
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