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Recordando al Maestro Xu Yun - Página 3 de 6

 

Pero mi repentina conversión religiosa causó confusión en mi casa. Las cosas no eran tan simples. En primer lugar, cuando nací, mis padres me llevaron a un famoso astrólogo para que hiciera mi horóscopo natal. Este astrólogo vio claramente en las estrellas que me convertiría en un oficial militar de alto rango y que moriría a la edad de treinta años. Tener un héroe muerto en la familia era un honor al que no renunciarían tan rápidamente. Sin embargo, estaban felices de que me fuera tan bien en la escuela. Esto significaba que los negocios familiares estarían seguros en mis manos, especialmente cuando se estaba haciendo cada vez más evidente el hecho de que los negocios no irían tan bien en las manos de mi hermano. Cuando mis padres se enteraron finalmente de mi deseo de hacerme sacerdorte, como budistas que eran, recibieron felizmente la noticia; pero como gentes de negocios, estaban muy inquietos. ¡El hijo equivocado quería hacerse sacerdote!

Aunque en realidad, antes de sentirme llamado por el sacerdocio, tenía otras intenciones para mi futuro. Nunca le di ningún crédito a las predicciones del astrólogo, pero, estando un poco cansado con el panorama de convertirme en maestro de escuela, decidí que tras finalizar la Escuela Superior, seguiría adelante y entraría en la Escuela Militar de Chiang Kai Shek (Academia Whampao) en Cantón. Chiang era comandante de Whampao en aquellos días.

Debido a mi ambición, mi hermano se vio obligado a prepararse lo mejor que pudo para hacerse cargo de los negocios familiares. Afortunada, o desafortunadamente, nunca tuvo que demostrar su valía en el mundo comercial. Después de la invasión japonesa llegó la revolución comunista y no hubo negocios de los que hacerse cargo.

Pero en 1934, cuando tenía diecisiete años, y cursaba mi primer año en la Escuela Superior, la guerra con Japón aún no había comenzado. Xu Yun, con la previsión del verdadero sabio, desalentó inmediatamente mis ambiciones militares. En realidad, abandoné esta idea el día que le conocí. Quería hacerme sacerdote pero no le comuniqué mi deseo porque pensaba que sonaría vano y frívolo. Me parecía menos presumido decir que quería hacerme general a que quería hacerme sacerdote. Pero más tarde, en una de mis muchas charlas privadas con Xu Yun, le confesé mi esperanza de hacerme sacerdote algún día. Simplemente me dijo que quería que siguiese en la Escuela Superior y terminara mi formación. Después hablaríamos del sacerdocio.

En 1937 me gradué en la Escuela Superior. Ese otoño, en el Festival de Mitad del Otoño a mediados de septiembre, o el Octavo Mes de Luna Llena según el calendario chino, me afeité la cabeza. Me trasladé inmediatamente al Monasterio de Nan Hua como novicio residente, y esperé la Ceremonia de Ordenación que tendría lugar en el plazo de tres meses. Y efectivamente, dos cientos monjes más y yo fuímos ordenados, a mediados de diciembre de 1937, en la Ceremonia de Ordenación.

Fue en esta ocasión cuando el Maestro Xu Yun me dio el nombre de Jy Din que significa "comprender y alcanzar la paz". También me dio muchas de sus viejas prendas que me sentía muy privilegiado de poder llevar.

Poco después de hacerme monje, los japoneses invadieron China y comencé a sospechar que Xu Yun había tenido una premonición -que él me había desalentado deliberadamente de entrar en la Escuela Militar, porque temía que si me convertía en oficial del ejercito podría convertirme también en su víctima-. El tenía otro trabajo que encomendarme, y Xu Yun era un hombre para el que la palabra "fracaso" no existía. El tenía metas; y yo era para él uno de los instrumentos que usaría para lograrlas.

La vida en el Monasterio de Nan Hua era dura. Los monjes y las monjas producían sus propios vegetales, cocinaban, limpiaban, e incluso cosían sus propias ropas. Dormían sobre planchas de madera que cubrían solamente con una fina esterilla de paja. El dinero se obtenía de donaciones caritativas, y de las rentas recibidas de los agricultores que arrendaban tierras del monasterio.

Cuando Xu Yun llegó a Nan Hua en 1934, sabía que no podía haber felicidad hasta que la disciplina fuera reestablecida. Por lo tanto estableció unas estrictas normas y regulaciones. La primer vez que alguien rompiera una regla, él o ella sería castigado. La segunda vez que alguien rompiera una regla sería expulsado.

Xu Yun departamentalizó los distintos trabajos y deberes y estableció una jerarquía, un orden ascendente de responsabilidad, para vigilar cada departamento. Todo el mundo tenía que hacer su trabajo, y Xu Yun no toleraba la negligencia. Tenía un fuerte bastón que llevaba con él dondequiera que fuese, y no temía utilizarlo. Milagrosamente, cesaron todas las discusiones y las malas conductas. La ley y el orden trajeron la paz.

Esto, no obstante, no era suficiente para restablecer la disciplina monástica. Xu Yun también sabía que los edificios del monasterio debían ser reconstruidos. Aunque mi padre no suministró ninguno de los materiales de construcción -otra compañía recibió el contrato- donó dinero para apoyar el proyecto. Afortunadamente, los edificios dormitorios fueron los primeros en ser reconstruidos y todos en Nan Hua pudieron apreciar la mejoría de las habitaciones.

En 1938, el Maestro Xu Yun fue invitado a acudir a Hong Kong, donde se habla cantonés, para dar una serie de servicios y charlas instruccionales. Dado que el maestro hablaba hunan, un dialecto del norte, y yo hablaba tanto cantonés como hunan, fue necesario que le acompañara para actuar como intérprete.

Mientras estábamos allí los japoneses atacaron Shanghai, al norte, y Nanjing, al sur. El número de victimas en Shanghai fue asombroso, y por lo que a Nanjing respecta, los ataques fueron tan terribles que el día del ataque es conocido como la infame Violación de Nanjing, pues muchos civiles inocentes fueron sacrificados deliberadamente.


Recordando al Maestro Xu Yun - Página 3 de 6

 

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Last modified: July 11, 2004
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