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Capítulo 7 - Respiración y postura, Página 2 de 3

 

Hay dos aproximaciones básicas al control de la respiración: desestructuradas y estructuradas. En ambos métodos los pulmones son comparados a un fuelle. Cuando deseamos llenar un fuelle con aire, separamos los mangos. De la misma forma, cuando deseamos inflar el pecho, comenzamos por extender el abdomen, empujándolo hacia afuera, separándolo de la columna vertebral como pensando que estamos apartando los mangos de un fueye. Cuando exhalamos, primero dejamos que el aire se escurra y encontes contraemos lentamente el abdomen, exprimiendo el aire que queda en los pulmones como si estuviesemos cerrando el fueye.

Nuestra intención debería ser siempre la de respirar de manera tan sutil y no forzada, que si alguien pusiera una pluma de avestruz ante nuestra nariz, no la agitáramos ni al aspirar ni al exhalar.

1. En la respiración desestructurada, bajamos la mirada y simplemente seguimos la respiración, contando diez respiraciones seguidas. Si perdemos la cuenta, simplemente comenzamos de nuevo. Cuando completemos diez cuentas o ciclos de repiración, simplemente comenzamos de nuevo.

Comenzamos centrando nuestra atención en la inspiración, fijándonos como el aire entra en la nariz, desciende por la garganta y llena los pulmones. Vemos mentalmente expandirse el pecho y levantarse los hombros.

Cuando nos preparemos para exhalar, tomemos nota de la cuenta; y entonces veremos como el aire se escurre de nuestros pulmones hacia la nariz. Nos damos cuenta de que nuestros hombros se relajan y caen, y también de que nuestros pulmones se vacían. Cuando completemos la exhalación, observamos contraerse nuestros músculos abdominales. Con práctica, todos los músculos de nuestro abdomen, ingle y nalgas se contraerán para hacer salir el aire residual de los pulmones.

Por la misma razón, es más fácil contar ciclos de respiración cuando comenzemos a exhalar que cuando comenzemos a inhalar. Pero cada uno de nosotros es diferente. Contar inhalaciones o exhalaciones es un asunto de elección personal.

2. En la respiración estructurada, inhalamos, retenemos la respiración, exhalamos y, o bien comenzamos un nuevo ciclo, o bien mantenemos los pulmones vacíos antes de comenzar otro ciclo de respiración. La cantidad de tiempo que destinamos a cada parte del ciclo depende de la fórmula particular que sigamos. Ya que la capacidad de los pulmones varía de individuo a individuo, no puede ser suficiente una única fórmula. Los practicantes pueden escoger entre varios ratios:

a. El ratio 4:16:8, requiere que la inhalación tome 4 cuentas, que la retención tome 16 cuentas, y la exhalación tome ocho cuentas.

El ratio 4:16:8:4 requiere un periodo adicional en el que los pulmones quedan vacíos durante cuatro cuentas. Esto es más difícil, pero muchos practicantes la encuentran más propicia para alcanzar estados meditativos profundos.

Normalmente, un segundo por cuenta es la cadencia prescrita. Sin embargo, hay quien tiene gran dificultad en mantener su respiración, por ejemplo, durante dieciseis segundos. Estos individuos deberían entonces mantener su respiración simplemente durante doce segundos. Con práctica alcanzarán rápidamente la cuenta de dieciseis. Si doce también es muy difícil, entonces pueden probar con ocho y trabajar hasta llegar a doce, y después a dieciseis.

b. El ratio 5:5:5:5 u otras cuentas igualadas similares también son muy efectivas. Los principiantes pueden encontrar más fácil eliminar la cuenta final de mantener los pulmones vacíos.

La intención de todos los ejercicios de respiración es establecer una respiración controlada y rítmica.

Resistiendo el impulso de abandonar

Por una razón que nadie ha podido determinar aún, a menudo encontramos que cuando nos sentamos a meditar nuestro cojín se convierte en una montaña de hormigas. Los principiantes en Chan experimentan con más frecuencia esta misteriosa transformación del cojín, pero antes o después nos sucede a todos. Comenzamos a retorcernos y la única cosa en que podemos pensar es en marcharnos de ese sitio que provoca comenzón.

Cuando nos sentamos por primera vez, estamos llenos de buenas intenciones. Planeamos hacer un programa completo - como mínimo veinte ciclos de respiración. Pero después, tras cuatro o cinco ciclos, nos damos cuenta de que estamos sentados sobre una montaña de hormigas y tenemos que cortar nuestro corto programa.

A veces no hay hormigas ahí. Pero todos nos acordamos de repente de muchas cosas importantes que hemos olvidado hacer; ordenar los libros de nuestra biblioteca; comprar fideos para la cena de mañana; leer el periódico de ayer. Claramente estas cosas deben ser atendidas y así, con gran pesar, nos levantamos de nuestro cojín.

Queridos amigos, ¿cómo podemos mantener nuestras buenas intenciones? ¿Cómo podemos prevenir nuestra resolución de dimitir tan drásticamente?


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Last modified: July 11, 2004
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