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Capítulo 7 - Respiración y postura, Página 1 de 3

 

Aunque podemos hacer muchas meditaciones mientras caminamos o trabajamos, cuando nos sentamos formalmente a meditar debemos ser cuidadosos en mantener una actitud reverente, en sentarnos y respirar correctamente.

Queridos amigos, aunque pueden deribar muchos beneficios de nuestros esfuerzos, la meditación es un ejercicio espiritual, no un régimen terapéutico. No meditamos para contrarrestar alteraciones fisiológicas o para ayudarnos a hacer frente a las fustraciones del ego. Meditamos para trascender la ego conciencia y realizar nuestro Yo Búdico. Nuestra intención es entrar en el Nirvana, no hacer más tolerable la vida en el Samsara.

Esta instrucción puede ser desconcertante, lo sé. Mucha gente piensa que está meditando cuando alcanza un estado de paz y tranquilidad. Les hace mucha ilusión practicar debido a la hora de paz y tranquilidad que les proporciona. Pero el quiestismo no es meditación. Acorralar un caballo salvaje no le hace manso ni reaccionar a las riendas. Puede reposar durante un rato y parecer tranquilo. Incluso puede comenzar a pacer. Pero cuando se abra la puerta se escapará tan salvaje como siempre.

Saben, en Nan Hua Si, el monasterio del Sexto Patriarca, una vez hubo un monje que empleaba unas horas cada día en sentarse tranquilamente sobre su cojin, disfrutando de la paz y tranquilidad que le traía. Pensaba que estaba meditando. Hui Neg, el Sexto Patriarca, dándose cuenta del error del monje se acercó a él. "¿Por qué dedicas tanto tiempo a tu cojín cada día -le preguntó-?"

El monje levantó los ojos sorprendido. "Porque quiero hacerme un Buddha -respondió-."

Hui Neng sonrió. "¡Hijo mío -dijo-, puedes hacer un espejo puliendo un ladrillo antes que hacerte un Buddha sentado en el cojín!"

Deberíamos recordar siempre este intercambio entre un gran maestro y un monje equivocado.

Antes de entrar en un estado meditativo siempre estamos despiertos y alertas. Nuestras mentes, liberadas de las solicutides externas, se centran en nuestro ejercicio de meditación. Después de haber tenido éxito en alcanzar el estado meditativo estamos normalmente bastante eufóricos. El vértigo alegre es experimentado por practicantes de todas las religiones. Se llama Enfermedad del Chan, Intoxicación de Dios, o Locura Divina. El quietismo no produce euforia. Produce una inactividad parecida a la de un zombi que no tiene nada que ver con el Budismo Chan o cualquier otra religión, excepto, tal vez, el vudú.

Nunca deberíamos comenzar un ejercicio de meditación si estamos excitados o inquietos. La mente y el cuerpo deben llegar a un estado relajado. Si estamos enfadados, la instrospección y la aplicación de los principios Budistas, particularmente los del perdón y la aceptación, puden ayudarnos a recobrar nuestra compostura; pero si nuestra angustia persiste debemos rogar por orientación o buscar consuelo para resolver nuestros problemas antes de sentarnos a meditar.

Si nuestra agitación es meramente una condición temporal, debido quizás a estar agitados o fatigados, deberíamos seguir el método de la "vara de incienso de solo media pulgada". Simplemente nos sentamos en silencio y miramos como arde la vara de incienso durante media pulgada. Si en este tiempo no hemos recuperado nuestra compostura, deberíamos terminar la sesión de meditación. Siempre podemos intentarlo más tarde.

Asimismo, nuestra respiración debe ser suave y rítmica. Ocasionalmente, mientras estemos practicando meditación, pueden nacer pensamientos perturbadores o nos puede costar respirar debido a que estemos realizando incorrectamente una técnica de respiración. De nuevo deberíamos seguir el método de la "vara de incienso de solo media pulgada", y permitir que nuestra mente y nuestra respiración se asienten antes de continuar la práctica.

La postura

Una postura natural, relajada pero recta, es la mejor postura. Nos sentamos sin ridigez ni dolor. Esto es muy importante. El dolor inicia una respuesta de alarma, una emergencia percibida que hace aumentar el ratio del corazón y la presión de la sangre en el cuerpo; y bajo tales condiciones, la meditación es imposible. Sin embargo, alguien que pueda sentarse fácilmente en una postura más formal como la posición del loto, puede utilizar esta postura para obtener una ventaja.

Por supuesto debemos sentarnos de forma erguida para que de este modo nuestros pulmones puedan expandirse completamente. No podemos dejarnos caer ni hacia adelante ni hacia los lados. Si nos encontramos al borde del sueño, deberíamos espabilarnos con unos pocos tragos de té, balanceándonos de lado a lado unas pocas veces, y tomando unas pocas respiraciones profundas.

El fracaso en el control del cuerpo, de la mente y de la respiración, puede producir pequeñas lesiones como malestar emocional o físico, o grandes lesiones, como distensiones musculares u horrendos encuentros con demonios alucinados que, creo que todos podemos estar de acuerdo, son los eventos más dolorosos.

Ejercicios respiratorios

Antes de comenzar cualquier técnica de meditación formal, es absolutamente necesario obtener el control de la respiración.


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Last modified: July 11, 2004
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