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Recordando al Maestro Xu Yun - Página 2 de 6Lo que hacía aún más excitante la visita a este monasterio-patio de recreo es que nadie parecía estar al cargo. Vivían allí cerca de cien monjes y unas pocas monjas, pero la mayoría estaban ocupados en discusiones: monjas contra monjas, monjes contra monjes, monjas contra monjes. Y los edificios de este gran centro religioso eran simplemente el lugar donde acaecían estas disputas. No parecía importar que la madera se estuviese pudriendo, que la cantería se estuviera derrumbando o que el herraje de la vieja pagoda roja y blanca se estuviese oxidando. La decadencia simplemente seguía el ritmo del decaimiento en la disciplina monástica. Budistas devotos, como mis padres, iban de visita y echaban dinero en las cajas de donación; y si los niños revoltosos que llevaban con ellos, como mi hermano mayor y yo, se subían a las viejas estructuras, jugaban al escondite detrás del santuario sagrado, o corrían por los santos vestíbulos, nadie protestaba. Haber impedido que nos divirtiéramos podría haber hecho que disminuyeran las donaciones. Supongo que los monjes se preguntaban si ya que tenían que sufrir con edificios desmoronados, por qué deberían correr el riesgo de agravar sus problemas con escasez económica. Así que nos lo pasábamos bien siempre que íbamos a Nan Hua. Solíamos cruzar el puente del río Caoxi (Ts'ao Xi) y subir a una de las montañas cercanas en la que había un nicho natural de piedra. Se decía que el Sexto Patriarca había meditado en este nicho. Solíamos sentarnos en él y reir imitando su postura piadosa. No es de extrañar que el Sexto Patriarca se le apareciera a Xu Yun en una visión, y le pidiera que fuese al Monasterio de Nan Hua para poner en orden toda la confusión en que se había convertido. No me encontré con Xu Yun hasta 1934 cuando yo tenía diecisiete años y él estaba en los sesenta. El se encontraba entonces como en la fotografía que he reproducido al comienzo del texto. Les hablaré de este encuentro. Pero para poder apreciarlo, necesitan conocer un poco más sobre mi historia previa. Mi apellido es Feng. Originalmente mi familia viene de la Provincia de FuJian, pero mi padre se trasladó a Shao Guan y allí es donde nacimos y crecimos mi hermano mayor y yo. Según los criterios locales mi familia era considerada rica. Mi padre tenía dos negocios: un negocio de materiales de construcción y suministros, y una tienda en la que vendía comida desecada como champiñones, cebolletas y otras veriedades de vegetales. Supongo que mis padres esperaban en un principio que un día mi hermano se encargara de un negocio y yo del otro. Pero los talentos de mi hermano no estaban en las ocupaciones académicas, y pronto se empezaron a preocupar por su capacidad. Cuando yo tenía cuatro años comencé a estudiar con los tutores que habían llamado para educarle. Entonces mi hermano me sacaba dos años. Sin embargo, yo aprendía rápidamente y comencé a "saltar" cursos hasta que le aventajé. Así que al terminar el Sexto Año de la Escuela Primaria, a pesar de ser dos años menor que mi hermano, me gradué con dos de ventaja. Despues entré en la Escuela Secundaria o Intermedia. La escuela a la que asistía se llamaba Li Qun que significa una escuela que "alenta a la gente". Era un escuela de la iglesia Católica Romana y todos los profesores eran sacerdotes y monjas católicos. Estaba considerada como la mejor escuela de la zona. Pero el estudio del Cristianismo era más o menos opcional; y en mi caso decidí no estudiarlo. Todo lo que me interesaba en relidad era jugar a la pelota. Si lo podías lanzar, patear, botar o golpear, me interesaba. En la Escuela Intermedia esto era lo que más "alentado" me sentía a hacer. A pesar de ello atendía suficientemente mis estudios como para ser admitido en una Escuela Superior de tres años. No me sentía muy atraído por la venta de vegetales desecados así que pensé en hacerme profesor. Y allí estaba yo en 1934, un engreído muchado de diecisiete años... un listillo, dirán, que como era normal, se fue unas vacaciones al Monasterio de Nan Hua con el resto de chicos y chicas para divertirse un rato. Nunca había oído hablar de Xu Yun y ciertamente no esperaba descubrir que un hombre santo acababa de llegar a Nan Hua. Y allí estaba él... Algo me sucedió cuando le miré la cara. De repente bajé las rodillas y apoyé mi frente en el suelo, postrándome. Mis amigos estaban atónitos, yo nunca me había arrodillado ante nadie en mi vida... y allí estaba yo, inexplicablemente, sin que nadie me sugiriera el hacerlo, humillando mi cuerpo ante él. Lleno de temor reverencial y de sorpresa, me postré tres veces seguidas ante Xu Yun. El Gran Maestro me sonrió y me preguntó, "¿Quién eres y de dónde vienes?" Yo apenas susurré, "Soy Feng Go Hua, y vengo de Shao Guan." Xu Yun sonrió de nuevo y dijo, "Diviertete aquí en el Templo de Nan Hua." El estaba rodeado por muchos otros monjes que lo miraban en silencio. Supongo que no se lo explicaban, tampoco yo. Al irme ya estaba impaciente por volver a Nan Hua... pero no para divertirme... quería ver a Xu Yun de nuevo. La segunda vez que lo vi me preguntó si quería tomar los Preceptos Budistas, que es como se dice formalmente hacerse budista. Dije, "Sí, claro." Y así recibí los Preceptos de Xu Yun. El me dio el nombre de Kuan Xiu, que significa "gran y extensa práctica". No más fútbol, baloncesto, ni ping pong. Ahora, durante mis vaciones de verano, viajaba unos treinta y dos kilómetros hasta el Monasterio de Nan Hua dos veces por semana. Solía coger el tren hasta la Montaña Ma Ba, una formación rocosa prominente, y luego solía caminar seis kilómetros hasta el monasterio. Xu Yun me daba libros de Budismo para que los estudiara; y así es como pasé mis vacaciones. Por primera vez en mi vida, sentí la religión en el corazón. Quería hacerme sacerdote.
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Last modified:
July 11, 2004
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