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Capítulo 2 - Entrenamiento Chan, Página 5 de 5

 

Así que, queridos amigos, cuando se encuentren sufriendo los males del mundo, confien en El Gran Médico. Ha ocurado a millones. ¿Qué creyente ha fallecido nunca a su cuidado? ¿Qué creyente no ha recuperado la vida eterna y la felicidad siguiendo su régimen? Ninguno. Todos se han beneficiado. Y así lo harán ustedes si tienen fe en sus métodos.

La fe es un tipo de destreza que pueden desarrollar. Si, por ejemplo, desean hacer tofú, comienzan hirviendo y moliendo los fríjoles de soja y después le añaden una solución de polvo de yeso o zumo de limón a los fríjoles hervidos. Saben que pueden quedarse ahí, si lo desean, y ver formarse el tofú. Tienen fe en su método porque siempre funciona. De esta manera obtienen un sentimiento de seguridad. Por supuesto, la primera vez que han hecho tofú, asumiendo que estaban completamente desfamiliarizados con su produción, podían haber tenido falta de fe en el método. Podrían haber dudado que el yeso o el agua del limón hiciera que los fríjoles hervidos se transformaran en tofú. Pero una vez que han tenido éxito y ven con sus propios ojos que la receta era correcta, y que el procedimiento funciona, aceptan sin reversa el método prescrito. Se estableció su fe en el método.

Por lo tanto, todos debemos tener fe en que poseemos la Naturaleza búdica y que podemos encontrar esta Naturaleza búdica si seguimos diligentemente un camino adecuado del Dharma.

Si dudásemos, recuerden las palabras del Maestro Yong Jia recogidas en su Canción de la Iluminación:

"En el Mundo Real del Tathagata no existen egos, ni reglas, ni infiernos. No se puede encontrar allí ningún mal samsárico. Si miento, podéis sacarme la lengua fuera, y llenar mi boca de arena, y dejarla así por toda la eternidad."

Nadie sacó la lengua del Maestro Yong Jia.

En cuanto al cuarto prerrequisito, estar anclados en nuestra determinanción por tener éxito en cualquier camino que escojamos, déjenme por favor que les advierta de lo estúpido de ir saltanto de un camino a otro. Piensen en el Dharma como en una montaña que hay que escalar. Hay muchos caminos que conducen a la cumbre. ¡Escogan uno y sigan en él! ¡Les conducirá allí! Pero nunca llegarán a la cima si corren alrededor de la montaña probando un camino y luego rechazándolo en favor de otro que parece más fácil. Rodearán la montaña muchas veces, pero nunca la subirán. Permanezcan en el método que han escogido. Tengan una fe absoluta en él.

En Chan siempre contamos historias sobre diablos comprados. Una en particular es muy adecuada aquí:

Un día un hombre estaba paseando por el mercado cuando se acercó a un puesto que decía, "Se vende: Demonios de Primera Clase." Por supuesto, el hombre estaba intrigado. ¿Lo estarían ustedes? Yo sí. "Déjeme ver uno de esos demonios -le dijo al comerciante-".

El demonio era una pequeña y extraña criatura... bastante parecida a un mono. "Es bastante inteligente -dijo el comerciante-. Y todo lo que tiene que hacer es decirle cada mañana lo que quiere que haga ese día, y lo hará." "¿Cualquier cosa?" preguntó el hombre. "Sí -dijo el comerciante-, cualquier cosa. Todos sus quehaceres domésticos estarán terminados cuando llegue a casa después del trabajo."

El hombre se encontraba soltero así que el demonio le pareció una muy buena inversión. "Me lo quedo" dijo. Y pagó al comerciante.

"Una pequeña cosa -dijo el comerciante (siempre hay una pequeña cosa, ¿no?)- debe ser fiel en decirle lo que debe hacer cada día. ¡Nunca se olvide! Dele las instrucciones cada mañana y todo irá bien. ¡Recuerde mantener esta rutina!"

El hombre aceptó y llevó su diablo a casa. Cada mañana le decía que fregara los platos, que hiciera la colada, que limpiara la casa y que preparara la cena; y cuando volvía a casa, todo estaba hecho de la manera más maravillosa.

Pero entonces llegó el cumpleaños del hombre y sus compañeros de trabajo decidieron darle una fiesta. Bebió mucho y se quedo a pasar la noche en la ciudad, en casa de un amigo, y a la mañana siguiente fue directamente al trabajo. No volvió a casa para decirle a su diablo lo que tenía que hacer. Y cuando regresó aquella noche descubrió que el diablo había quemado la casa y estaba bailando sobre las ruinas humeantes.

¿Y no es esto lo que sucede siempre? Cuando comenzamos un entrenamiento juramos con nuestra sangre que nos mantendremos fieles a él. Pero después de dejarlo y descuidarlo por primera vez, le conducimos al fracaso. Es como si nunca lo hubieramos hecho.

Así que, sin importar que hayan escogido el camino del Mantra, o del Yantra, o de la Cuenta de la Respiración, o de un Hua Tou, o de repetir el nombre del Buddha, ¡sigan con su método! Si no funciona hoy, prueben mañana. Diganse a ustedes mismos que están tan decididos que si necesitan continuar su práctica durante la próxima vida, lo harán a fin de tener éxito. El viejo Maestro Wei Shan solía decir, "Permaneced en la práctica que hayáis escogido. Tal vez varias reencarnaciones os hagan falta para alcanzar la Budeidad."

Sé que es fácil desalentarnos cuando pensamos que no estamos haciendo progresos. Lo intentamos una y otra vez pero cuando no viene la iluminación queremos abandonar la lucha. La perseverancia es en sí misma un logro.

Sean constantes y pacientes. No están solos en su lucha. De acuerdo a un viejo proverbio, "Entrenamos durante aburridos eones, para alcanzar la iluminación que ocurre en un instante."


Entrenamiento Chan, Página 5 de 5

 

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Last modified: July 11, 2004
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