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Recordando al Maestro Xu Yun - Página 5 de 6

 

Era necesario pasar por delante de muchos soldados japoneses durante mi caminata de dos días hasta el Monasterio de Yu Men. Pero de nuevo, la influencia de Xu Yun fue tan grande que se extendía incluso hasta mí, y ningún soldado osó a interferir en mi viaje. Habiendo llegado sin incidentes, tomé residencia en Yun Men.

En Da Xia Shan, el tercer gran monasterio de la zona de Shao Guan, no había problemas con los japoneses. La situación de este remoto monasterio desalenteba la actividad militar, y el Maestro Ben Wen podía mantener una paz y disciplina monástica.

Permanecí en el Monasterio de Yun Men hasta 1944, cuando Xu Yun decidió establecer una Escuela Budista en Nan Hua, con el fin de enseñar el antiguo Código Monástico Vinaya a todos aquellos que se convertirían en monjes y monjas. Ahora podía comprender la meta de Xu Yun y su consejo de que permaneciera en la escuela. Mi grado de estudios me calificaba para supervisar la organización de esta nueva Escuela Vinaya y también para convertirme en uno de sus profesores.

Ya que Xu Yun sentía la necesidad de proporcionar una buena educación a los niños, decidió crear también una escuela primaria en Nan Hua. Quería que esta escuela fuese una institución de primera clase y, en poco tiempo, estudiantes de muchas partes de China vinieron a Nan Hua para ser educados. Naturalmente, los padres ricos donaban dinero por la matrícula de sus hijos, los libros, el material escolar, y también por la habitación y la pensión. Pero Xu Yun creía que todos los niños, ricos o pobres, tenían derecho a la eduacación y por eso se permitía acceder a los niños pobres a esta buena escuela sin coste de ninguna clase. Xu Yun les proporcionaba libros, material escolar, y cualquier alimento o halojamiento que necesitaran. Yo observaba mis responsabilidades en la escuela como sagradas, y puse lo mejor de mí para cumplir mis obligaciones con gran devoción y esmero. Todo el que estaba asociado con la escuela sentía lo mismo que yo, y por todos nuestros incansables esfuerzos la escuela ganó rapidamente su reputación de excelencia.

Mientras el Maestro Wei Yin y yo residimos en Nan Hua, Xu Yun se fue a vivir al Templo de Yun Men para continuar la supervisión de su reconstrucción.

Entonces la dirección de mi camino en el Dharma dio otro giro.

Muchos chinos se trasladaron a Hawai, especialmente durante los años de guerra. Y aunque había muchos budistas chinos viviendo en Hawai, que por entonces solo era un territorio americano, no había templo budista ni tan siquiera sacerdotes que enseñaran y condujeran servicios. Estos chinos hawaianos mandaban repetidas delegaciones a Hong Kong pidiendo que se enviaran sacerdotes a Hawai para servir a la gente, y también para supervisar la construcción de un templo, pero Xu Yun estaba dedicado a la restauración del monasterio de Yun Men así que decidió enviarme a mí en su lugar.

En 1949 completé la primera etapa de esta misión cuando llegué a Hong Kong e inicié los necesarios trámites de inmigración. No llegaría a Honolulú hasta 1956, Hawai se convirtió en estado en 1959; y nuestro templo, al que llamé Templo de Hsu Yun (Xu Yun), fue el primer templo budista de Hawai.

No mucho después de haber llegado a Hong Kong en 1949, terminó la guerra civil china, y los comunistas tomaron el control del gobierno. Cuadros de desalmados comunistas, suponiendo que las iglesias y templos eran almacenes de oro escondido y otros valores, marcharon contra los indefensos edificios religiosos y pidieron que el clero les devolviera estos inexistentes tesoros.

En 1951, mientras yo estaba en Hong Kong, un cuadro de estos desalmados fue al Monasterio de Yun Men y le pidieron a Xu Yun que les entregara el oro y valores del templo. Xu Yun intentó explicar que no había tales valores en el Monasterio de Yun Men. Pero no le quisieron creer y uno por uno, golpearon a los monjes en un esfuerzo por provocar la revelación del escondite del tesoro. De hecho, un monje fue golpeado hasta la muerte; varios monjes desaparecieron y sus cuerpos nunca fueron encontrados. Muchos sufrieron serias lesiones como brazos y costillas rotas. Durante los tres meses que los desalmados ocuparon el monasterio, interrogaron y golpearon a Xu Yun con frecuencia, y más tarde lo tiraron en un pequeño cuarto oscuro durante días, negándole comida y agua. Fue golpeado muchas veces hasta perder el conocimiento y casi hasta la muerte. Pero a pesar de las numerosas lesiones internas y huesos rotos, este hombre que estaba en los noventa y tres años aguantaba, ejercitaba su enorme fuerza de voluntad y se negaba a abandonar la vida hasta que terminara su misión. Sabía que su presencia viva, aunque solo en un pequeño grado, estaba sirviendo para contener a los atacantes. También sabía que tanto tiempo como siguiera vivo, podía inspirar a sus seguidores; y en estos tiempos difíciles necesitaban toda la inspiración que pudieran obtener.

Resolviendo que su voluntad por sobrevivir debía ser más fuerte que la voluntad de sus atacantes por destruirlo, Xu Yun, aunque frágil físicamente, fue indomable; y se recuperó a pesar de las torturas a las que había sido sometido.

Aunque los desalmados habían intentado mantener en secreto el trato que le estaban dando al hombre santo, pronto se extendieron noticias de su tortura por todo el mundo, y chinos de todo el globo se quejaron enérgicamente al gobierno de Pekín. Era inconcebible que los invasores japoneses hubieran respetado al sacerdocio y a los monasterios, y sin embargo los militares chinos los violaran.

La autoridades de Pekín mandaron inmediatamente una delegación a Yun Men, pero como Xu Yun temía represalias rehusó cubrir ninguna querella formal. Tan pronto como hubo recuperado su fuerza hizo, sin embargo, un dificultoso viaje hasta Pekín y le pidió personalmente al gobierno que contuviera a esos cuadros. Insistió en que ordenaran que todas las órdenes religiosas fuesen respetadas, que el clero dejara de ser molestado, y que al pueblo chino se le permitiera practicar libremente la religión. Las autoridades, temiendo tal vez el poder de su entonces reputación legendaria, cedieron; y durante un tiempo, al menos durante los años que le restaban de vida a Xu Yun, la política del gobierno se volvió más tolerante hacia la religión.


Recordando al Maestro Xu Yun - Página 5 de 6

 

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Last modified: July 11, 2004
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