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Capítulo 3 - Alcanzando la iluminación, Página 7 de 11

 

Así que, ¿qué es un Hua Tou? Es una sentencia diseñada para concentrar nuestros pensamientos en un único punto, un punto que existe en la "cabeza" de la Mente Original, un punto inmediatamente anterior a que el pensamiento entre en nuestra ego conciencia. Es un pensamiento "fuente".

Vamos a examinar el Hua Tou, "¿Quién es lo que ahora repite el nombre de Buddha?" De todas las preguntas Hua Tou, esta es la más poderosa. Ahora bien, este Hua Tou puede explicarse de muchas formas distintas, pero todas ellas apuntan a una cuestión básica, "¿Quién soy yo?" Sin importar cómo sea planteada la pregunta, la respuesta debe encontrarse en el mismo lugar en que se origina: en la fuente, el Yo Búdico. El ego no puede responderla.

Obviamente, las respuestas rápidas y fáciles no valen para nada. Cuando preguntamos, "¿Quién es lo que ahora repite el nombre de Buddha?" no podemos replicar, "¡Es yo, el Yo Búdico!" y dejarla quedar así. Por esto debemos preguntar entonces, "¿Quién es este yo?" Continuamos nuestras interrogaciones y nuestras confrontaciones. Una guerra civil tiene lugar en nuestra mente. El ego combate al ego. A veces el ego gana y a veces el ego pierde. Combatimos sin parar. ¿Qué es lo hace a mi mente consciente de ser yo? Por cierto, ¿qué es mi mente? ¿Qué es la consciencia?

Nuestras preguntas se hacen más y más sutiles y pronto comienzan a obsesionarnos. ¿Quién soy yo? ¿Cómo sé quién soy? Estas preguntas dan vueltas y vueltas en nuestras cabezas como boxers cansados y hambrientos. A veces, podemos querer dejar de pensar en el Hua Tou, pero nos damos cuenta de que no podemos quitárnoslo de la cabeza. No sonará la campana y nos dejará descansar. Si no os gustan las metéforas pugilísticas podéis decir que el Hau Tou comienza a atraparnos como una melodía que no podemos dejar de canturrear.

Así que ahí estmos - siempre luchando, siempre practicando. No hace falta decir que, un Hua Tou nunca debería degenerar en una expresión vacía. Mucha gente cree que puede hacer sombra con su Hua Tou e incluso experimentar el movimiento del combate. Mientras sus mentes están en otro lugar, sus labios dicen, "¿Quién está repitiendo el nombre de Buddha? ¿Quién está repitiendo el nombre de Buddha? ¿Quién está repitiendo el nombre de Buddha?" Esta es la forma de los loros pendencieros, no de los practicantes Chan.

El Hua Tou tiene un significado. Es una pregunta que tiene una respuesta y debemos estar decididos a encontrarla.

Me doy cuenta de que "¿Quién soy yo?" suena como una pregunta simple, uno podría responder la pregunta sin dificultad. Pero no es una pregunta fácil de responder. Con frecuencia es extremadamente enigmática.

De hecho, mucha gente llega a un punto en la vida en que, a parte de cualquier técnica Chan, se comienza a preguntar quién es en realidad.

Vamos a considerar, por ejemplo, a una mujer de mediana edad que ha alcanzado el punto donde ya no está segura de quién es. Tiene lo que los psicólogos modernos llaman "una crisis de identidad". Quizás sus hijos han crecido y se han mudado de casa, y su marido ya no la encuentra atractiva. Está deprimida y confusa.

De repente se da cuenta de que toda su vida se ha identificado a sí misma en términos de su relación con otras personas. Ella ha sido siempre la hija, la hermana, la empleada, la amiga, la mujer, o la madre de alguien. Esta mujer comienza ahora a querer saber, ¿Quién soy yo cuando no soy la hija, la esposa, la madre, etc. de alguien? ¿Quién soy yo realmente?

Quizás repase su vida y vea que cuando prestaba atención a las necesidades de una persona, no estaba disponible para satisfacer las necesidades de los demás. Y que aquellos que se sentían desatendidos por ella, la criticaban, mientras que los que recibían su ayuda, simplemente la aceptaban como si de algún modo tuviesen derecho a ella. Ser criticada por una parte, y no aprenciada como era debido por la otra, le causó mucho sufrimiento.

Y aún peor, se puede dar que satisfaciendo las demandas de estas relaciones sociales externas, descuidó las necesidades de su vida espiritual interior. Ahora se siente vacía espiritualmente y quiere saber por qué dio tanto de sí misma a los demás, por qué no dejó nada para su Yo Búdico.

Pero un lazo mantiene las dos partes juntas. No es una ligadura sin retorno. ¿No es porque deseamos ser queridos o respetados, temidos o admirados, por lo que permitimos o fomentamos estas ataduras? ¿No son nuestros deseos de personas, lugares, y cosas de la existencia samsárica los que a la larga nos causan amargura y dolor? Claro que sí.

Había una vez un hombre que trabajaba en una tienda de comestibles. Todos los días solía robar comida y llevarla a casa para su familia. Sus mujer e hijos crecieron fuertes y sanos, y utilizaba el dinero que habría que tenido que gastar en comida en comprar ropa y otros objetos. Le dijeron que era el mejor marido y padre que nadie podía tener.

Pronto, el hermano del hombre, viendo esta prosperidad, le pidió que robara comida también para él; y el hombre accedió. Su hermano le adoraba. "Eres el mejor hermano que un hombre puede tener -decía-."

Luego, un amable vecino que estaba atravesando problemas económicos le rogó que le ayudara; y el hombre robó más comida aún. Su vecino estaba muy agradecido, "Eres el mejor amigo que un hombre puede tener -decía-."


Alcanzando la iluminación, Página 7 de 11

 

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Last modified: July 11, 2004
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