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Capítulo 3 - Alcanzando la iluminación, Página 8 de 11

 

El hombre se sentía importante y apreciado. En su deso de ser querido y respetado, no se dio cuenta de que se había convertido en un vulgar ladrón.

Poco tiempo después fue atrapado, culpado, y condenado por sus robos. Fue sentenciado a pasar años en la carcel.

¿Cuántas de las personas a las que había ayudado se ofrecieron a ocupar su lugar en la cárcel aunque solo fuera por una noche de su condena? Ninguna.

¿Cuántos se ofrecieron a restituir al menos la mitad de lo que les había proporcionado? Ninguno.

Tristemente el hombre se dio cuenta de que su familia se sentía molesta de admitir que había tenido relación con un ladrón. Tristemente el hombre se dio cuenta de que sus amigos expresaban lo aliviado que estaba el vecindario con un tipo tan vil entre rejas.

Y de este modo, cuando nos preguntamos realmente quiénes somos, debemos reflexionar sobre los estúpidos deseos de nuestro ego y los patéticos caminos en que se humillará por afecto.

Cuando preguntamos, "¿Quién soy yo?", debemos preguntarnos también si nos identificamos a nosotros mismos en términos de nuestra riqueza o posición social. ¿Qué sucedería si perdiésemos nuestro dinero o fueramos expulsados de la sociedad debido a un defecto en nuestro pedigrí? ¿Somos nuestras cuentas bancarias, nuestro círculo social o nuestro linaje?

¿Qué hay acerca de nuestros trabajos? ¿Somos nuestras ocupaciones? Si un músico se lesiona la mano y ya no puede seguir tocando su instrumento, ¿deja de existir? ¿Se ve privado de su humanidad por el hecho de verse privado de su identidad como músico?

¿Nos identificamos a nosotros mismos en términos de nuestras nacionalidades, nuestras ciudades, nuestros vecindarios, el lenguaje que hablamos o los deportes que practicamos? ¿Perdemos parte de nosotros mismos si nos trasladamos a una nueva localidad?

¿Somos nuestros cuerpos? Si un hombre tiene cabeza, tronco, y cuatro extreminades, ¿que ocurriría si perdiera dos extremidades? ¿Solo es las dos terceras partes de un hombre? Pensad en lo estúpido que sería si él y su hermano tuvieran que repatir equitativamente una herencia, y su hermano dice que como le falta un brazo y una pierna, ¡solo tiene derecho a los dos terceras partes de su herencia!

¿Podemos defirnirnos como nuestros egos, nuestro sentido consciente de "yo", "mí" ó "mío"? ¿Qué sucede cuando dormimos? ¿Dejamos de existir? ¿Qué sucede cuando nuestra atención está completamente centrada en un problema, o un drama, o en alguna música maravillosa? ¿Que sucede cuando meditamos y perdemos completamente nuestro sentido de yo-idad? ¿Los santos que alcanzan un estado de no-yo dejan de existir? Y Shakyamuni Buddha, que estaba tan desprovisto de la personalidad de Siddharta que solo podía llamarse "Tathagata" - la Talidad de la Realidad, Sí Mismo - ¿dejó de existir ya que no tenía naturaleza egótica?

Al intentar responder al Hua Tou, "¿Quién soy yo?" o "¿Quién repite el nombre de Buddha?", debemos examinar nuestras identidades ilusorias, nuestras cambiantes y condicionales identidades samsáricas.

Queridos amigos, ¡rompan las viejas ataduras! ¡Disuelvan las auto-imágenes llenas de orgullo y las relaciones especiales, y creen en su lugar humildes y genéricas variedades!

No pidan amigos. Intenten simplemente ser alguien amable, alguien que respeta a toda la gente y la trata con toda bondad y consideración.

No se limiten solo a un cariño filial hacia sus padres, sean solícitos hacia todas las personas mayores, etc.

Una vez que nos desapegamos de las relaciones emotivas específicas y nos extendemos hacia toda la humanidad, comienza a emerger una nueva fuerza del carácter.

El Hua Tou, "¿Quién soy yo?" es una Espada Vajra que, cuando es empuñada adecuadamente, cortará el molesto ego.

Un Hua Wei, o palabra de cola, sigue la pista de un pensamiento hasta su origen. Esto también puede ser muy útil. Por ejemplo, un niño en compañía de sus amigos le hace a su padre una pregunta, dice, "¿Podemos ir a la playa este fin de semana?" y su padre contesta de modo áspero, "¡No me molestes!" y aparta al niño de un empujón haciéndole sentir pena y dolor por el rechazo.

Esa respuesta puede ser un Hua Wei. El hombre debe preguntarse, ¿por qué he respondido a mi hijo de esta manera? ¿Por qué me transtorné de repente? Sabe que antes de que su hijo se le acercara, estaba de buen humor. ¿Qué había en la pregunta que le transtornó?

Comienza a seguirle la pista a cada una de las palabras. ¿Fue la expresión "fin de semana"? ¿Qué asocia con esta palabra? Si no puede encontrar nada, prueba con la palabra "playa". Comienza a recordar sus experiencias en la playa. Piensa en muchos acontecimientos y de repente recuerdara lo que le perturba. No quiere pensar en ello, pero la disciplina Hua Wei requiere que examine este hecho. ¿Por qué le perturba el recuerdo? ¿Qué hay tan desagradable en él? Continua investigando este suceso hasta que llega a la causa raíz de su dolor.


Alcanzando la iluminación, Página 8 de 11

 

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Last modified: July 11, 2004
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